La perspectiva de Pascual Pichún
«Mi militancia empieza cuando mi viejo asume como Lonko. Yo ahora tengo 23 años. A los 15 ya empecé a trabajar políticamente en el secundario y a partir de una reivindicación muy fuerte de la identidad. Se trataba de ayudar a los otros chicos que venían avergonzados de su origen. Era un trabajo de quienes veníamos de las comunidades rurales hacia la ciudad de Temuco. Hablar de nuestra experiencia de la recuperación territorial comunitaria, un trabajo con los chicos del colegio, hablarles de la identidad mapuche y construir conciencia. Además estábamos en una organización que después la condenaron a ser terrorista, la CAM, con un trabajo de recuperación territorial y apoyar a quienes lo hacían».
«Otro trabajo que hicimos fue el de ligar el trabajo de secundarios con el de universitarios, con un proceso de recuperación de espacios en la ciudad para el desarrollo de la identidad en la ciudad, como centros culturales y hogares estudiantiles. Cansados de pedir al gobierno una asistencia, los hermanos recuperaron un espacio para vivir mientras se estudia, como el primer hogar que es Las Encinas».
«Esa fue mi militancia. Cuando terminé el secundario me metieron preso. En Chile y en Temuco está muy fuerte el movimiento mapuche. Es el movimiento social más fuerte. Los que quedan resistiendo son los mapuches, al resto los mató la dictadura. Tengo expectativa que me den el refugio y poder trabajar el tema mapuche acá».
«Creo que tenemos que aprovechar mi caso y el de otros perseguidos políticos para abrir un nuevo tiempo, que podemos afrontar esto con mucha más fuerza, y no sólo entre los mapuche, porque está naciendo una nueva relación entre los movimientos sociales y eso es muy bueno. Me brinden o no el refugio político no es ningún final para mí. Creo que es un proceso que forma parte de la vida de cualquier luchador. Cuando asumimos la condición de luchador social ésto está claro. Son cosas que te hacés la idea de pasar, y cuando la pasás lo afrontás con conciencia y con fuerza lo que venga. Estoy en condición de afrontar cualquier decisión. Yo no voy a cambiar mi condición de luchador social mapuche ni mi sueño para el pueblo mapuche por una decisión judicial. Creo que es un sueño compartido con muchos hermanos que hoy están quizás en peores condiciones que yo. Mi viejo y mi hermano ahora están en la cárcel, y muchos otros hermanos que están clandestinos aún. Y el sueño se va a mantener, por mucho que nos metan en la cárcel, hasta que se haga realidad».
Nota: * Chile es el único país latinoamericano que no ha reconocido su condición multicultural y aún no ha ratificado el Convenio 169 de la OIT, que establece derechos de los pueblos originarios sobre territorio, educación, lengua, entre otros temas de importancia. El gobierno de Michelle Bachelet, faltando a su promesa electoral, retiró hace pocos días su apoyo a la inclusión de los principios del Convenio 169 en la Constitución de Chile.
Fuente: http://www.anred.org/article.php3?id_article=1432
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